Buenos días, queridísimos:
En esta última entrada tan sólo quería dejar por escrito todo aquello que siento y que tuve la gran fortuna de trasmitiros en persona durante el acto de graduación. A todos los que pudisteis estar presentes, ya os pude dar ese abrazo en forma de palabras. A quienes no os fue posible, aquí os dejo el texto del discurso para que os lo grabéis a fuego en mente y corazón.
DISCURSO DEL ACTO DE GRADUACIÓN (23-06-21)
Bienvenidos a todos los aquí presentes. Va por delante mi más sincero agradecimiento a cuantos habéis podido asistir. Hacia aquellos a los que no les ha sido posible participar de este evento por diversas razones, dirijo igualmente mi gratitud, por todo el empeño y colaboración demostrada durante estos tres años de labor conjunta.
Este año, este discurso puede parecer un poquito diferente, un poquito distante. Pero solo eso, lo parece en cuanto a aspectos físicos, por no aparentar cercanía, sin besos ni abrazos. Sin embargo, jamás me he sentido más cerca de vuestras palabras de ánimo y aliento recibidas por parte de quienes sois conjunto indivisible de esta trama.
Y aquí, querido público, culmina la primera temporada de esta serie, de una serie que comenzó hace tres años, con una buena ristra de capítulos de todo tipo y con una trama que ni el más ingenioso de los guionistas hubiese podido relatar.
Durante los primeros capítulos, allá por el año 2018, todo eran llantos y desdichas, pero sólo los primeros días, después se fueron aclarando una serie de sucesos y fueron dando paso a momentos de mayor diversión, de juego, de emociones diversas...
A comienzos del 2019, la trama comienza a desarrollarse en otros escenarios, pues sucede un primer cambio de clase, mientras que solucionaban algunos aspectos de decorado en nuestro escenario habitual. Así, esto nos trae consigo algunos elementos positivos, como estar más cerquita de otros intervinientes de la serie, los personajes de primaria (sí, sí, unos buenos personajes...).
Y a principios del 2020, allá por el mes de marzo, nos vienen anunciando que se aproximan capítulos donde hablan de alcanzar grandes retos, retos de todo tipo: permanecer en casa sin fecha de salida, protegernos la boca y nariz con cualquier tela de algodón, practicar algo de deporte en casa para seguir con el ritmo ajetreado que llevábamos, el reto de plantar la cara en el plato de harina... y un sinfín de retos más que aparecían en cada uno de los capítulos, sin darnos apenas cuenta de que todos estábamos inmersos en un gran reto. El reto de abrir nuestros ojos, esos que miran al presente sin más, los que se centran en el aquí y en el ahora, en una de las etapas de mayor incertidumbre vividas en estos últimos tiempos por la humanidad.
Y tras superar los mil retos sugeridos, comienzan los capítulos de desenlace, una vez pasado el verano incierto de 2020. Durante estos capítulos, de nuevo, aparece un escenario diferente (esto se traduce en mudanza), y nos cuentan que los personajes de un submundo, no se pueden acercar a los personajes de submundos ajenos, que existe un elixir milagroso que ha de ser frotado entre las manos para extinguir al mayor enemigo... y que, al parecer, una inyección de esperanza nos transportará de nuevo al mundo de los mil deseos...
Nos situamos ya en junio y, como decía al comienzo de nuestro discurso, ahora culmina la primera temporada, y con cierta probabilidad, veríamos aparecer la palabra FIN en letra mayúscula. Sin embrago, he preferido editar un “continuará”, seguido de varios puntos suspensivos....
Expectante estaremos todos para ver qué sucede con estos entrañables personajillos en próximas temporadas...
Y como en toda serie, durante los créditos aparecen enumerados en una engrosada lista, todos aquellos agradecimientos de quienes han intervenido en ella, en nuestra serie que plausiblemente podrá llevar por título “historias de un pequeño caminante...”
Y hablando de agradecimientos, tengo intención de manifestaros una reflexión personal. Y es que, cuando un niño pronuncia la palabra GRACIAS, lleva implícita infinidad de nociones, sentimientos, sensaciones, que aún por su corta edad, ha de resumir en una sola palabra. Una única expresión que condensa diversas reflexiones que aún están por manifestarse en su mundo interior, pero ahí están y algún día verán la luz. No obstante, y hasta que ese día llegue, hoy quiero sentirme portavoz de sus corazones y de sus palabras de amor y gratitud.
Por ello...
El primero de esos grandes agradecimientos va dirigido a nuestro equipo directivo, por tener en consideración la ardua tarea de enseñar y tele enseñar (si se me permite el término), estando a la altura de las nuevas circunstancias, extrayendo fuerzas para ejercer de guía en un camino hasta el momento insondable y pedregoso.
Agradecer también a mis queridísimos compañeros (en especial durante los duros momentos del confinamiento) con los que siempre traté de mantener un contacto para contar qué noticias teníamos acerca de nuestros alumnos, pedir un consejo para nuestra búsqueda constante de nuevos recursos, mostrar un apoyo, un desahogo… A todos los maestros y maestras del colegio por la grandísima labor y la enorme capacidad de adaptación que habéis demostrado para poder continuar con la labor docente, superando dificultades y tendiendo el brazo a todas esas personitas que tanto nos siguen necesitando hasta iniciar su vuelo.
A los representantes de nuestras queridísimas familias, me refiero a los miembros del AMPA, dado que su capacidad de llegar a la diversidad de familias ha sido indispensable para atender necesidades básicas de subsistencia durante los momentos más duros de todo lo vivido.
¡Y qué decir de las familias, de mis infalibles y afanosas familias! No ha sido fácil absolutamente para nadie, cuanto más para aquellos que han visto tambalearse sus necesidades más básicas y vitales. Pero nada es comparable con el calor que les habéis ofrecido a vuestros pequeños, entre riñas y discusiones, entre mimos y halagos, en momentos de desesperación y de incertidumbre infinitas. Nada es comparable a la atención que les habéis ofrecido constantemente, poniendo en vuestra boca y en vuestras manos, las tareas que cada día ofrecíamos a vuestros peques a través del blog del cole.
A las familias, os destacamos una a una, porque cada una de vosotras habéis puesto vuestro particular granito a la hora de colaborar, de guiar, de educar... os decimos que vuestra ayuda, implicación y comprensión han sido esenciales a lo largo de todos los cursos, pero de manera muy especial el pasado y este. Remando juntos en la misma dirección hemos logrado que nuestros pequeñines lleguen a superar este curso… Gracias a nuestras familias, por cuidarnos cuando el peligro ha acechado en nuestras vidas, siempre y en todo momento, y quizás ahora más que nunca.
Muy probablemente se nos queden agradecimientos en el tintero, no siendo esto un motivo de irrelevancia en su papel, en su aportación a esta frenética temporada…
Una última reflexión
Siempre pensé que en esta vida, alcanzar el éxito podría ser sinónimo de alcanzar esa tan ansiada felicidad (concepto complejo de definir) y que no se transforma una sociedad de la noche a la mañana ni tan siquiera en tres meses de confinamiento y aislamiento. No obstante, esa felicidad realmente no se alcanza, más bien, se vive, se disfruta en forma de beso, de paz, de armonía, de tranquilidad. Y ciertamente todas estas manifestaciones de felicidad, se han visto seriamente afectadas. Sin embargo, parece estar llegando esa luz al final del túnel.
Y para culminar…
…mi aplauso, mi ovación, mi beso de amor, mis palabras de ánimo, mi aliento de esfuerzo y superación, tienen siempre destinatarios con nombres y apellidos; sois vosotros, mis pequeñines, los que merecéis aquí y ahora un feliz abrazo, cargadito de ilusiones que os hagan seguir viendo la vida como una oportunidad de mejora, de ilusión y de disfrute...
Dicho esto, quiero pediros a todos los aquí presentes que brindemos y dediquemos el mayor de nuestros aplausos a todos estos bajitos protagonistas...
Y que nunca se os olvide esto…
…que vuestra seño Raquel os quiere con locurita.
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